El paso definitivo se produjo en 1993, cuando el investigador Shuji Nakamura desarrolló el LED azul de alto brillo, basado en nitruro de galio (GaN) con el que se consiguió cerrar el círculo de los colores primarios y, por tanto, la posibilidad de formar todos los colores, incluido el blanco. De hecho, Nakamura ha obtenido en junio de este año 2006 (cuya ceremonia se ha celebrado el 8 de septiembre en Helsinki) el Premio de Tecnología del Milenio, considerado como el premio de tecnología más importante del mundo, dotado con un millón de euros, y entregado por la Fundación Premio del Milenio de Finlandia. En él, el jurado reconoce la "perseverancia y dedicación de Nakamura que le permitió alcanzar algo que sus colegas consideraban casi imposible: desarrollar luz azul, verde y blanca de un material sólido, en este caso nitruro de galio, mediante un reactor de su propio diseño, y también generar una potente luz de láser azul. Las aplicaciones que sus descubrimientos hacen posible en el campo de la iluminación pueden compararse a la lámpara incandescente inventada por Thomas Edison, que con el tiempo será reemplazada por potentes fuentes lumínicas basadas en los descubrimientos de Nakamura".
De hecho, y pese a que existen varias técnicas para producir esta luz azul, la basada en GaN es la más utilizada.
Los siguientes pasos del camino, aún inacabado, se han ido dando en distintas direcciones. De una, y con el punto de mira puesto en la iluminación, en la introducción de diodos de mayor potencia (en 1999 se introdujo el de 1 W y en 2202 el de 5 W, aunque con matrices semiconductoras de dimensiones mucho mayores para poder soportar tales potencias e incorporan aletas metálicas para disipar el calor, máximo problema de estos LEDs ), y de otro en el menor consumo y gasto. En este sentido se han fabricado los denominados OLED (diodos LED orgánicos) fabricados con materiales polímeros orgánicos semiconductores. Aunque la eficiencia lograda con estos dispositivos está lejos de la de los diodos inorgánicos, su fabricación promete ser considerablemente más barata que la de aquellos, siendo además posible depositar gran cantidad de diodos sobre cualquier superficie empleando técnicas de pintado para crear pantallas a color.
Principales aplicaciones
En el apartado anterior se han ido reseñando algunas de las principales aplicaciones que a lo largo de los últimos años han tenido a los LED como protagonistas. De hecho, en el campo de la señalización o indicadores de estado (encendido/apagado) han ganado completamente la batalla y están presentes en mandos a distancia, frentes de un gran número de electrodomésticos (equipos de aire acondicionado y de música, DVD, relojes digitales, portátiles), dispositivos detectores, alumbrado de pantallas de cristal líquido de teléfonos móviles, agendas electrónicas, calculadoras, etc. De igual modo, los dispositivos de señalización de tráfico (semáforos, paneles informativos...), de emergencia, la publicidad luminosa (los cruces de farmacia o rótulos, por ejemplo, han dicho adiós al neón) o la pantallas gigantes para todo tipo de eventos ya han apostado claramente por esta técnica
Otros sectores claves que se viene decantando por el LED son el de la automoción (tanto para los frontales de los vehículos como para las luces de emergencia, posición, freno e intermitentes), la medicina (terapias de luz infrarroja), la impresión electrofotográfica (más sencillo y fiable que la tecnología láser), la óptica (mirillas de rifle), el almacenamiento y la transmisión de datos (el uso de luces generadas por un láser azul en un CD o DVD podrá incrementar la capacidad de almacenaje por cinco) y la iluminación. En este último caso, y aunque todavía haya mucho camino por recorrer, es sintomático que los principales fabricantes del mundo hayan apostado claramente por esta tecnología, muy presente ya en todo lo que es iluminación móvil (linternas y cascos de minería, espeleología, etc.).
Así, y según un estudio de una de las principales compañías alemanas de distribución de componentes electrónicos, se calcula un crecimiento del mercado de los diodos luminosos de actualmente 144 millones a 875 millones de dólares hasta el año 2010. Esto corresponde a una tasa de crecimiento del 52%.
A todas estas aplicaciones hay que sumarles algunas otras que pueden ser totalmente revolucionarias. Así, y como ya resaltó el jurado del Premio de Tecnología del Milenio (citado anteriormente), una de las utilidades futuras más importantes es la esterilización del agua potable, pues el proceso de purificación mediante el LED ultravioleta es más barato y eficiente. Se espera, por tanto, que los sistemas basados en esta tecnología mejorarán las condiciones de vida y de salud de decenas de millones de personas del tercer mundo.
De hecho, y pese a que existen varias técnicas para producir esta luz azul, la basada en GaN es la más utilizada.
Los siguientes pasos del camino, aún inacabado, se han ido dando en distintas direcciones. De una, y con el punto de mira puesto en la iluminación, en la introducción de diodos de mayor potencia (en 1999 se introdujo el de 1 W y en 2202 el de 5 W, aunque con matrices semiconductoras de dimensiones mucho mayores para poder soportar tales potencias e incorporan aletas metálicas para disipar el calor, máximo problema de estos LEDs ), y de otro en el menor consumo y gasto. En este sentido se han fabricado los denominados OLED (diodos LED orgánicos) fabricados con materiales polímeros orgánicos semiconductores. Aunque la eficiencia lograda con estos dispositivos está lejos de la de los diodos inorgánicos, su fabricación promete ser considerablemente más barata que la de aquellos, siendo además posible depositar gran cantidad de diodos sobre cualquier superficie empleando técnicas de pintado para crear pantallas a color.
Principales aplicaciones
En el apartado anterior se han ido reseñando algunas de las principales aplicaciones que a lo largo de los últimos años han tenido a los LED como protagonistas. De hecho, en el campo de la señalización o indicadores de estado (encendido/apagado) han ganado completamente la batalla y están presentes en mandos a distancia, frentes de un gran número de electrodomésticos (equipos de aire acondicionado y de música, DVD, relojes digitales, portátiles), dispositivos detectores, alumbrado de pantallas de cristal líquido de teléfonos móviles, agendas electrónicas, calculadoras, etc. De igual modo, los dispositivos de señalización de tráfico (semáforos, paneles informativos...), de emergencia, la publicidad luminosa (los cruces de farmacia o rótulos, por ejemplo, han dicho adiós al neón) o la pantallas gigantes para todo tipo de eventos ya han apostado claramente por esta técnica
Otros sectores claves que se viene decantando por el LED son el de la automoción (tanto para los frontales de los vehículos como para las luces de emergencia, posición, freno e intermitentes), la medicina (terapias de luz infrarroja), la impresión electrofotográfica (más sencillo y fiable que la tecnología láser), la óptica (mirillas de rifle), el almacenamiento y la transmisión de datos (el uso de luces generadas por un láser azul en un CD o DVD podrá incrementar la capacidad de almacenaje por cinco) y la iluminación. En este último caso, y aunque todavía haya mucho camino por recorrer, es sintomático que los principales fabricantes del mundo hayan apostado claramente por esta tecnología, muy presente ya en todo lo que es iluminación móvil (linternas y cascos de minería, espeleología, etc.).
Así, y según un estudio de una de las principales compañías alemanas de distribución de componentes electrónicos, se calcula un crecimiento del mercado de los diodos luminosos de actualmente 144 millones a 875 millones de dólares hasta el año 2010. Esto corresponde a una tasa de crecimiento del 52%.
A todas estas aplicaciones hay que sumarles algunas otras que pueden ser totalmente revolucionarias. Así, y como ya resaltó el jurado del Premio de Tecnología del Milenio (citado anteriormente), una de las utilidades futuras más importantes es la esterilización del agua potable, pues el proceso de purificación mediante el LED ultravioleta es más barato y eficiente. Se espera, por tanto, que los sistemas basados en esta tecnología mejorarán las condiciones de vida y de salud de decenas de millones de personas del tercer mundo.
Jorge Polentino
CI 19769972
EES
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